miércoles, 21 de noviembre de 2007

Tipos de crítica

Crítica sociológica
Las posiciones adoptadas por Lukács ante el marxismo abren ya los distintos caminos por los que esta teoría de pensamiento va a difundirse, en cuanto a ideas, otros planteamientos asuman sus puntos de vista, generando una serie de debates en los que se revisarán viejas posturas críticas y se determinarán nuevas direcciones epistemológicas. El mismo Lukács, que en algunos de sus trabajos defendió la individualidad creadora, fue acusado de dogmático por su defensa a ultranza del realismo y por su rechazo de la literatura de carácter experimental. En este debate, se fijaron las líneas maestras de la evolución del marxismo en la cultura occidental. Para ello se volvieron a recuperar los fundamentos de la filosofía de Kant y de Hegel, y se pusieron en juego valores próximos a la estética del idealismo alemán. La cuestión principal que se va a dilucidar es la función de la literatura ha de desempañar en la sociedad; determinar, en fin, los grados de su compromiso político o los modos en que puede sobrevivir desde una autonomía que garantice la libertad de creación. No son problemas de fácil respuesta y las contradicciones jalonan esta indagación.
Exponentes y aportes
Theodor Adorno
W. Benjamín
Lucien Goldman: La Sociología Genética
L. Althusser: La producción ideológica
Balibar y Macherey: El análisis de lo diverso
Formalismo ruso
Las ideas generales del formalismo las encauza el rechazo a la estética romántica y simbolista, contra la que se opusieron la concepción técnica de la creación literaria, limitando la importancia concedida al principio de la inspiración. El principal campo de investigación lo constituirá el lenguaje literario, la naturaleza peculiar de sus elementos poéticos, lo que ha acabado por denominarse la noción de literariedad, a la zaga de un temprano Jakobson de 1919:
La poesía es el lenguaje en su función estética.
Así, el objeto de la ciencia de la literatura no es la literatura, sino la literariedad, es decir, lo que hace de una obra determinada una obra literaria. Si los estudios literarios quieren convertirse en ciencia, deben reconocer el procedimiento como su personaje único.
De ahí, el acercamiento prioritario a la poesía, como el ámbito propio en el que se han de verificar los sistemas de signos que caracterizan al lenguaje poético. La poesía posee una especial unidad orgánica, por la que los elementos sintácticos y rítmicos adquieren una identidad exclusiva, alejada de la del lenguaje cotidiano. Sobre esta base se asentaron los trabajos sobre la prosa literaria, bosquejados por V. Sklovskij y B. Eichenbaum, en los que daban prioridad a los elementos formales de la composición.
Común a todos fue el enfoque técnico que concedieron a sus estudios, considerando que la literatura era un uso especial de lenguaje, un “desvío” de la norma lingüística común, exigido por unos especiales actos de comunicación, que implicaban esas “distorsiones” de un lenguaje práctico, regido por un automatismo, que la forma literaria pretende quebrar. De una manera muy sintética: la literatura determina específicas perspectivas sobre la realidad, alejada así de los valores prácticos de la comunicación lingüística.
Exponentes y aportes
Roman Jakobson: La función estética
Sklovskij: El extrañamiento
Propp: La morfología del cuento
Estructuralismo
El estructuralismo es, antes que nada, una confluencia de métodos lingüísticos de la más diversa naturaleza, que atraviesan la primera mitad de la centuria (de Saussure a Chomsky), y que son encauzados luego por planteamientos antropológicos, hasta acabar constituyendo una pluralidad de direcciones críticas, cuya cabeza más visible la constituye el pensamiento —asistemático en su esencia— de Roland Barthes, definidor de una “visión estructuralista global”, sobre la que se asentará la llamada “nouvelle critique”, cuyo mérito esencial es haber contribuido al trazado de diversas propuestas de análisis narratológico. Sin embargo, Barthes no es más que un extraordinario punto de engarce entre esa pluralidad de corrientes lingüísticas, filosóficas (inspiradas por el neoexistencialismo de Sartre, por ejemplo), políticas (las circunstancias concretas del fin de la Segunda Guerra Mundial) y literarias (con el resurgir de la novela francesa a lo largo de los cincuenta, en la fijación del llamado “nouveau roman”, cuyas valoraciones intrínsecas del hecho creador ayudarán a fijar las bases de la posterior crítica de tono estructural). Y es que Barthes debe considerarse un pensador fuera de toda corriente y, por ello, inspirador de las múltiples aventuras que la crítica literaria ha ido recorriendo en las últimas décadas. El estructuralismo es una suma de corrientes críticas, y antes que eso constituye un variopinto muestrario de tendencias lingüísticas, de las que es preciso trazar sus elementos esenciales para comprender luego las posturas concretas de los críticos.
Exponentes y aportes
Roland Barthes
Louis Hjelmslev: la Semiótica connotativa
Svend Johansen: el signo estético
Leiv Flydal: la valoración simbólica
J. Trabant: el modelo glosemático
Semiológica
La línea de la investigación semiológica atraviesa todo el siglo XX en la crítica, desde que Saussure pergeñara la necesidad de determinar una disciplina que estudiara la vida de los signos en el marco de la vida social, recobrando algunas de las posiciones de la filosofía de Locke, a quien cabe la recuperación de este término y su adscripción al dominio de la lógica. Sassure no llegó más que a esbozar unos pronósticos que, pocas décadas después, se demostrarían plenamente ciertos. En efecto, todas las corrientes de la lingüística que se han ido sucediendo a lo largo de este siglo han tenido que hacer frente a la condición de “signo lingüístico”, asumiendo la posibilidad de que en el término “signo” quepan no solo palabras, sino una serie de fenómenos culturales (desde una pieza musical al ábside de una columna, desde una prenda de vestir a una novela policíaca), organizados en sistemas jerárquicos, de acuerdo con unos códigos o reglas de funcionamiento. El ser humano describe las relaciones que mantiene con la realidad en la que habita en función de esos sistemas.
D.2 Exponentes y aportes
A.J. Greimas: las isotopías discursivas
J. Kristeva: el semánalisis
Umberto Eco: la estructura ausente, la novela abierta
Estilística
Descripción
La estilística está centrada en la expresión lingüística que caracteriza a una obra, a un autor o a una época. Por ello, hasta los primeros años del siglo XX, hasta que la lingüística no adquiere su dimensión de ciencia, la estilística no obtiene su perfil distintivo, coincidiendo, además, con el desarrollo de las teorías del formalismo ruso, con el que conviene en buena parte de sus planteamientos, a pesar de la incomunicabilidad entre sus representantes. Piénsese, sólo, en el rechazo común al positivismo del siglo XIX, en el alejamiento de la naturaleza historicista con que se ordenaban los datos y los hechos literarios. Formalistas y representantes de la estilística coincidían en su pretensión de valorar el objeto poético, por sus cualidades inmanentes, existencialistas como se ha sugerido antes.
Exponentes y aportes
Charles Bally
Karl Vossler
Leo Spitzer
Dámaso Alonso
Amado Alonso
Michel Riffaterre: la intencionalidad y el archilector
Samuel Levin: los aparamientos y la matriz convencional
Jean Cohen
Pierre Guiraud
Psicoanalítica
Descripción
Aunque solo fuera por el hecho de que, en su origen, la creación literaria es un fenómeno de difícil explicación, y de que no puede saberse a ciencia cierta qué es lo que ocurre en el momento en que un lenguaje común o estándar está convirtiéndose en lenguaje literario, un acercamiento, como el que el psicoanálisis determina, al interior del escritor o de la obra, está plenamente justificado. Es cierto, con todo, que la prudencia debe guiar estos planteamientos críticos, mucho más que en el caso de otras corrientes que o trabajan con los materiales lingüísticos o bien con los elementos que conforman la estructura de una obra. Pero una indagación formalista, estilista o narratológica nunca pierde de vista el objeto de su investigación, ya sea la obra, ya el proceso creador que la ha alumbrado. El único riesgo de una pesquisa enfocada con métodos psicoanalíticos es que se acabe tomando el texto como “pretexto” para demostrar cualesquiera teorías sobre la conducta humana o las reacciones que guían los actos del individuo. De ahí que sea cierto que se haya cometido más de una tropelía a la hora de intentar penetrar en la “psique” del autor o bien se haya intentado desvelar los sentidos de algunas creaciones, pero no es menos cierto que hay escritores que son mejor entendidos después de una aproximación patográfica y textos que descubren una riqueza sorprendente mediante la demostración de la trama de símbolos y de imágenes que los sostienen.
Exponente
Gastón Bachelard
Método psicocrítico
Descripción
Dentro de las orientaciones del estructuralismo, los planteamientos sobre psicocrítica de Charles Mauron fueron, en su momento, muy bien recibidos por Picard, quien los esgrimió contra la actitud renovadora de Barthes, en el agrio debate que los enfrentó al comienzo de la década de 1970; venían a representar el testimonio de que había otros métodos de análisis, preocupados también por el más allá de la obra y no por posiciones inmanentistas al texto. Es cierto que este planteamiento hace flaco favor a la obra de Charles Mauron, puesto que su método pretendía descubrir las relaciones de ideas involuntarias escondidas bajo las estructuras de un texto.
Exponente
Charles Mauron
Marxista
Descripción
La creencia de la ideología marxista que una profunda transformación de las estructuras económicas y sociales iba a llevar aparejada una consecuente transformación en el orden cultural; por ello, la actividad creadora y enjuiciadora del arte se verá, siempre, plegada a su valor instrumental, a su dimensión sígnica desde la de contemplar el espectáculo de los cambios históricos y políticos. El marxismo, por ejemplo, no llegará a generar una teoría sociológica con la que poder interpretar la obra de arte, precisamente por esa conexión que establecía entre la sociedad como sistemas y la producción artística que de la misma ha de derivar. Las teorías marxistas desarrollan, de modo previo, un pensamiento normativo, una norma teórica que ha de ser empleada tanto en el ámbito particular de la creación, como en el más general de su valoración. el marxismo conforma líneas de pensamiento ajenas al desarrollo de una base empírica, de unas observaciones previas que permitan luego trazar los criterios y los elementos del juicio. El marxismo encauza unos modos de análisis que presuponen unas reglas fijas y que apenas admiten variaciones en su evolución, tal y como las revistas oficiales de la Unión Soviética pueden demostrar o los Congresos de Escritores Soviéticos han puesto en evidencia.
Exponentes y aportes
G.V Plejanov
Gerog Lúkacs: el realismo crítico
New criticism
Descripción
Más que una corriente, el “New Criticism” es una actitud crítica; es decir, no tiene detrás de sí un respaldo lingüístico, unas reflexiones sobre el valor de la lengua literaria, sino más bien, un enfrentamiento contra la crítica periodística que se venía desarrollando en Estados Unidos en las primeras décadas del siglo.
El propósito de trazar distintos acercamientos a la obra literaria surge en las universidades del sur de los Estados Unidos, en torno a los años treinta, y cuaja ya, en la obra de John Ramson, publicada en 1941, con el nombre definitivo que aplicará al grupo: The Ner Criticism, en donde planteaba un nuevo análisis de la obra de Richards, Winters y Eliot. Ransom era profesor en la Universidad de Vanderbilt y allí coincidió con Allen Tate, colaborador de la revista The Fugitive; alumno suyo fue Cleanth Brooks, a quien suelen unirse los nombres de Robert Penn Warren y de Keneth Burke, cuya The Philosophy of Literary Form pueden considerarse un intento de fundir la crítica marxista con estas nuevas consideraciones. Pasados diez años, Language as Gesture de Blackmur cierra estos planteamientos.
Exponentes
Thomas Hulme
Thomas S. Elliot
Ivor Richards
William Empson
Deconstrucción
Descripción
La deconstrucción viene a representar la última de las tendencias con que la crítica ha ido evolucionando a lo largo del siglo XX. Ello significa, por una parte, que la deconstrucción puede, y debe, explicarse por las orientaciones que estaban ya apuntadas en otros desarrollos epistemológicos; pero, también, tiene que considerarse que esta corriente constituye un verdadero callejón sin salida, puesto que su principal fundamento es la negación absoluta y radical de todos los valores sobre los que se había asentado la noción crítica; de esta manera, categorías como lenguaje, significación, significado poético, texto, voluntad de autoría, efectos de recepción o desaparecen o resultan reconvertidos en nuevas perspectivas, que, por lo común, son reemplazadas por otras posibilidades de análisis en cuanto son utilizadas. Es más: no se puede decir que la deconstrucción sea una forma de análisis, ya que este “antimétodo” crítico no persigue desvelar ni los valores que puede encerrar el lenguaje literario ni fijar las estructuras del texto ni señalar los modos de conexión de la obra con el entorno social o con el ámbito de recepción al que pertenece.
Si hubiera que buscar una manera rápida de presentar lo que esta postura crítica persigue, podría, de un modo muy simple, indicarse que la deconstrucción no es más que una forma de leer el texti, ahora eso sí, sin el menor “prejuicio” estético: lectura concebida como un acto de total libertad recreativa del universo de referencias y de ideas que, en el interior del texto, se albergan. Por ello, da que pensar que esta actividad crítica haya logrado imponerse sobre otras manifestaciones de la teoría literaria; precisamente, un movimiento que es antiteórico y que nace desligado de las preocupaciones por la creación textual. Ello puede deberse a dos causas: A) las últimas tendencias de la teoría de la literatura propician de este libre ejercicio de la mente humana haya reemplazado a unas elucubraciones que se demostraron inútiles o, cuando menos, insuficientes para dar solución a los problemas planteados, y B) la deconstrucción, en consecuencia, triunfa por esa crisis de la investigación de la literariedad y por esa continua insuficiencia y limitación de los resultados obtenidos. O lo que es lo mismo: la deconstrucción, que niega tajantemente los fundamentos de la crítica literaria, quizá solo demuestre eso, que la teoría de la literatura no es más que una suma de discursos vacíos.
Exponentes y aportes
Jacques Derrida: la ruptura de las estructuras del pensamiento, concepto de diferencia, la metacrítica, la deconstrucción del signo lingüístico
Paul de Man: la ceguera crítica y la lectura alegórica
Harold Bloom
Geoffrey Hartmann
Hillis Miller

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